-Buen día -respondí inclinándome con cortesía.Antes de que pudiera darme cuenta, el hombre salto de su asiento hacia mi y me lanzo una espada. Yo reaccione de la mejor manera ante esta situación: di un grito y me quite del camino del arma, que cayo al suelo, reboto y repiqueteo como campana. - F.G. Haghenbeck